(Nota a los lectores: Vaya por delante que no soy psicóloga ni tengo profesión o estudios que comiencen por psico. Que no leo libros psico. Que lo que cuento en esta entrada tiene más que ver con lo que he observado que con lo que he leído o aprendido en libros).
Son los padres (o los cuidadores principales) los máximos responsables o facilitadores del equilibrio emocional de los hijos. Los padres que educan en casa tienen una oportunidad mayor de conseguir en sus hijos este equilibrio.
Esta idea es uno de esos lugares comunes que siempre se menciona como ventaja de las familias que practican el homeschooling, pero que no por tópico deja de ser cierto. Los padres que hacemos homeschooling contamos con la ventaja de pasar muchas horas al día, todos los días del año, con nuestros hijos, y por tanto somos los que les acompañamos y guiamos y facilitamos el alcanzar el equilibrio emocional. Esta responsabilidad no recae cada año o dos años en un profesor, monitor o recoge-niños-al-salir-del-colegio.
Yo no sé cómo lo va a hacer su profesor en el colegio, qué problemas personales pueda tener, qué ideas preconcebidas le transmitirá a mi hijo o si dichas ideas estarán enfrentadas con los valores que tenemos en casa, durante esos primeros años en que los niños son tan sensibles y lo captan todo a su alrededor. Sé cómo lo haré yo, cómo intentaré hacerlo. Sé que le estaré dando unas herramientas para que en el futuro se enfrente a todo tipo de situaciones. No le aparto de la vida por hacer homeschooling, sino que le doy la oportunidad de ser él mismo y de ir bien equipado.
Echando un ojo al libro Ecología Emocional, de Soler y Conangla, encuentro que el equilibrio emocional tiene dos ejes: el interno y el social (con los otros).
Cómo cultivar el equilibrio interno del niño: el adulto podría cultivar la empatía o el ponerse en el lugar del niño. Tendría que comprender que gestionar de forma sana las emociones no consiste en privar al niño de expresarlas o incluso de sentirlas sólo porque sean emociones negativas. La vida emocional es compleja. No se puede reducir esa complejidad a unos caminos o sendas únicas por los que avanzar, que además suelen ser los 'bien vistos' por la sociedad. Pero no se trata sólo de quedarse mirando las emociones o sentimientos del niño, sino de ayudarle de forma práctica a darle una salida. Por ejemplo, canalizar la ira de forma que no se dañe a otras personas o a sí mismo; comprender que el egoísmo del niño o las pataletas son fases del desarrollo y la forma que tiene de expresar su sentimiento de posesión o de deseo por algo. Ya que, ¿por qué no va a enfadarse un niño si algo no le sale como quiere, o por qué tiene que prestar sus juguetes a niños a veces desconocidos? Esto no está mal. Lo que está mal es decirle a un niño que se calle si llora u obligarle a dejar su pala y su cubo a otro cuando no le conoce de nada.
Cómo ocuparse del equilibrio social: consiguiendo el equilibrio interno primero. Mostrando al niño cuáles son las normas y convenciones sociales para la convivencia básica que se espera que conozca. En este caso los padres deben pertenecer al equipo del 'haz lo que yo haga y no lo que yo diga', equipo que no suele contar desgraciadamente con demasiados miembros.
¿Qué conseguimos, por fin, con este equilibrio? Hijos perfectos no, pero sí niños más contentos y optimistas. No es que esto no lo hagan todos los padres conscientes en general, pero como decía al inicio, es más fácil conseguirlo cuando se trata de una familia que educa en casa.
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ESCRITO POR...
Maria Calderón es madre de dos hijos, de 8 y de 4 años, a los que educa en casa. Aunque su estilo educativo es ecléctico, siente una especial inclinación por la educación neoclásica, que insiste en aplicar en su hogar con su hijo mayor. Podéis leerla en su blog de educación en casa, Por el roble, el fresno y el espino.
Ha hecho una pequeña colaboración en el curso Charlotte Mason de manera fácil. Ella y Silvia Cachia han traducido el libro Geografía Elemental, de Charlotte Mason.
Ha hecho una pequeña colaboración en el curso Charlotte Mason de manera fácil. Ella y Silvia Cachia han traducido el libro Geografía Elemental, de Charlotte Mason.