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Todos queremos la mejor educación posible para nuestros hijos. Pero, muchas veces, las imágenes de la escuela que llevamos en nuestras mentes nos limitan a la hora de actuar como intuitivamente ya sabemos que debemos actuar. En este libro investigarás el origen de esas imágenes que te limitan y aumentarás tu confianza a la hora de ayudar a tus hijos y a tu familia a perseguir vuestros sueños.Amar, escuchar y darte tiempo para estar con tus hijos son las claves de una “educación” digna de ese nombre. Si a tus hijos les regalas estas claves veras que tus aventuras en el homeschooling (independientemente del método pedagógico que uses en tu familia) serán nada menos que sorprendentes. Estas son tres cualidades educativas que la escuela pública no puede ofrecer a tus hijos y, sin embargo, asientan la verdadera base de lo que significa la educación en familia.La paciencia te llevará lejos. Una vez que hayas dejado el bucle sin salida que supone cumplir los objetivos pedagógicos de la escuela, verás que no hay ninguna prisa en llegar a ningún sitio. Si el aprendizaje en familia lo vemos como un viaje, podríamos decir que lo importante es la calidad del viaje y no la cantidad de sitios que visitas. Si realmente vale la pena aprender cierta cosa hoy, seguramente mañana también lo valdrá. En algunos casos verás que esa visita turística no os ha valido la pena. Pero no te detengas por eso, mantente ocupada, podrías empapelar las paredes de tu casa por ejemplo. O escuchar por fin esas cintas de relajación (…) Al final descubrirás que el valor, la perseverancia y la paciencia son lo que hacen posible lograr llegar a un destino que parecía inalcanzable.No existe ningún tipo de criatura que se llame “el niño típico” – así que deja de hacer comparaciones. Mi objetivo para mis hijas es que se conviertan en adultas responsables, comprometidas, que puedan organizar su vida en libertad y encuentren significado y propósito en lo que se propongan hacer en su vida y en su comunidad. Si eso suena a un cometido muy ambicioso es porque lo es. Tu mismo puedes poner en palabras tus objetivos como madre o padre y tus objetivos para tus hijos. Dudo que la idea de que tu hija sea igual a todas las demás figure entre tus objetivos. Cuando escuches que alguien está intentando comparar a tu hijo con otros, cuéntale los objetivos que tienes para él y observa cómo cambia el rumbo de esa conversación.
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