Uno
de los mayores placeres de encargarte personalmente de la educación de
tus hijos, se produce cada vez que en tu mente se hace el "clic" y
comprendes aquello que nunca entendiste. Tal vez áquel día no fuiste al
colegio o estabas distraido en clase, la cosa es que se formó una
laguna, se quedó ahí y sobreviviste durante un montón de años
más: en el instituto, la universidad... incluso sacando buenas notas,
pero con unos cimientos débiles. Nuestra generación recibió una
educación penosa y gracias al homeschooling podemos realmente aprender
junto a nuestros hijos. En casa el ritmo lo marca el niño, ¡¡si os
contase el tiempo que los míos le dedican a algunas cosas!! pero nunca
se avanza si no se ha comprendido lo anterior. En muchas ocasiones
tienes que posponer algo, cuando ves que el niño aún no está preparado,
en el colegio no se para la cadena y así sucede que un niño puede no
saberse las tablas de multiplicar, mientras tiene que resolver
complicadas divisiones.
Otra vez me fui por las ramas....
Pues eso que yo no se los niños, pero yo aprendo un montón. ¡¡Y es realmente gratificante!!
NOTA: Al escribir esto, he recordado una historía, que leí hace tiempo
en el libro "Caldo de pollo para el alma" de Jack Cannfield. Trata sobre
un profesor que no sabía leer.