En muchos encuentros de homeschooling me encuentro con gente que habla de educación libre y de la importancia de la libertad para los niños, y con excepciones destacadas de personas que sí han investigado mucho sobre educación no directiva, unschooling, etc, y que sí hacen una labor de acompañamiento verdadera hacia sus hijos, la mayoría de personas que van con este discurso responden a tres perfiles concretos. El primer perfil correspondería a padres de niños de entre 0 y 6 años, niños muy pequeños que no pueden configurar el patrón a seguir en las etapas de formación siguientes. El segundo perfil sería el de padres de niños más mayores que ocultan su dejadez respecto a la formación académica y estado en barbecho del niño detrás de un supuesto discurso alternativo o de una mala interpretación de la libertad, y por último el tercer perfil estaría integrado por padres que van con un discurso de unschooling en los encuentros porque parece que queda bien, que es más guay y más alternativo, y que luego en su casa de lo que dicen en esos encuentros a lo que hacen habitualmente hay una diferencia abismal.
Señores, la auténtica libertad, la verdadera, es aquella que se puede ejercer con criterio y conocimiento, y la que conduce a una vida de conciencia, capacidad, e independencia reales. Dejar al niño en barbecho es malcriarlo, igual que dejarle comer lo que quiera, o dejar que jamás se lave los dientes, o que no se lave nunca. Lo de la comida y la higiene parece que está más claro, porque tiene consecuencias físicas, problemas de salud, desnutrición, caries, etc, pero el barbecho educativo no parece que sea tan grave.